Con la muerte de una mascota, el vacío y la pérdida de su presencia física abren un hueco en nuestro corazón. Hemos perdido esa conexión que nos hacía sentir seguros.
Con la muerte de una mascota, el vacío y la pérdida de su presencia física abren un hueco en nuestro corazón. Hemos perdido esa conexión que nos hacía sentir seguros.