De repente, a lo lejos escuché unos gritos de terror, pidiendo ayuda, eran de una madre que llegando a su casa después de pasar el fin de semana en su finca, abrió la puerta y encontró a su hija “colgada”. El aullido desgarrador de esta pobre madre aún retumba en mis oídos. En ese momento exclame, «Se suicido mi vecino»
¿Sabías que el suicidio es la segunda causa de muerte en España, entre los jóvenes? De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud al año se suicidan alrededor de 800.000 personas alrededor del mundo y se calcula que por cada suicidio hay 20 intentos de suicidio*.
Que lleva a alguien a pensar que el suicidio es la única opción:
- El sentir que no pertenece, verse solo y vulnerable.
- Traumas pasados, como el abuso sexual, emocional, físico, así como experiencias de guerra o enfermedades crónicas, pueden ser desencadenantes que van gestando el suicidio.
- Además, las pérdidas significativas o el miedo a perder algo importante: como la salud, una quiebra económica, el fracaso académico, el trabajo o el fin de una relación.
- También el dolor o una enfermedad crónica y el sentimiento de ser una carga para los demás.
- El abuso de sustancias y ciertos medicamentos pueden aumentar las ideas suicidas.
- Personalidades impulsiva y que se automedica para manejar sus emociones.
- También están aquellos que no temen a la muerte, la ven como su aliado.
Todo lo anterior puede generar una abrumadora de desesperanza y desesperación, independientemente de la edad, estatus social, educación, situación laboral, etc. que lleva a la persona a pensar en el suicidio como única solución.
Pensamientos e ideas suicidas
Es crucial explicarle a la persona, con ideas suicidas, que en momentos de intenso dolor, estrés continuado y sufrimiento emocional nuestro sistema nervioso, que es nuestra estructura, se puede ver comprometido y “colapsa” e impide que pensemos claramente y encontremos recursos para seguir adelante. En ese momento podemos estar escuchando a las emociones, y las emociones pueden mentir y nos hace ver un mundo sin esperanza. Y por ello en ese momento, nos empezamos a aislar y podemos sentir que independientemente de lo que hagamos no vamos a poder salir de ahí. Entonces empiezan los pensamientos suicidas, que muchas veces nos llevan a acabar con la propia vida, cuando lo que se quiere es terminar con este estado de dolor profundo e indefensión, que es insoportable.
Tener pensamientos suicidas no implica necesariamente que la persona vaya a morir por suicidio, hay un recorrido, lo difícil es cuando hacen esta transición. En general el aislamiento, la impulsividad, el consumo de alguna sustancia y un episodio estresantes puede disparar la toma de la decisión.
Si durante “ese recorrido”, la persona busca ayuda y podemos hablar de manera compasiva, con interés sincero esto puede marcar una gran diferencia porque podemos ayudarle a regular su sistema nervioso. Pero muchas veces el estigma social impedirá que quien este teniendo ideas suicidas o este deprimido, busque ayuda, porque a veces se le juzga!
Entrando en un laberinto
Otras personas que también pueden quedar desamparadas son los familiares de quien se suicidio, por los mismos prejuicios. Por esto es importante entender la razones que hay detrás de un suicidio, si humanizamos el dolor las personas podrán buscar la ayuda que merecen y necesitan. Para sanar se necesita una comunidad y un tenrono seguro para explorar, expresar y comprender los aspectos de su experiencia.
Los familiares no solo sufren el trauma de su muerte, sino que están tratando de entender porque cometió este acto, entran en un laberinto, porque él no saber porque lo hizo es agobiante.
Morbo
Recuerdo que durante el sepelio de la joven que menciono al comienzo, note algo de morbo en algunas personas que estaban más interesadas en saber detalles sobre cómo sucedió, cómo la encontraron, que entender cómo ayudar a alguien que está pasando por esta situación.
Pienso que quienes se han quitado la vida, debieron sentir mucho miedo, pero a la vez, tuvieron valor de hacerlo, y pensar en que se liberarían del dolor, les dio la fuerza. como alguien dijo una vez, para matarse, aunque sea uno mismo quien lo hace, no es tarea fácil. Tristemente tomaron una decisión permanente, en muchos casos para una situación pasajera. Muchas veces me he preguntado ¿si esta estas personas que hoy lloramos, hubieran podido hablar con alguien, estarían hoy vivas?
Conclusión
Hablar del suicidio no es fácil, pero es una conversación necesaria y valiente que puede salvar vidas. Evitar el tema por miedo o falta de conocimiento puede aumentar el riesgo de tragedias irreparables. Lo que necesitan es que humanicemos su dolor, una comunidad que lo reciba, CONTACTO HONESTO, y ayuda psicológica especializada. Recuerda que siempre hay esperanza y que hay personas dispuestas a apoyarte en momentos difíciles.
*Datos de la Organización Mundial de la Salud