Son muchas las circunstancias que nos llevan dejar nuestro país. Unos salen voluntariamente, otros se ven forzados a hacerlo por amenazas o razones políticas. Otros van en busca de mejores oportunidades laborales, económicas o de estudios. También hay quienes salen con la idea de regresar y descubren por el camino que no pueden renunciar a lo que les ofrece el país de acogida.